jueves, 21 de octubre de 2010

CARTA DE S.S. BENEDICTO XVI A LOS SEMINARISTAS



Quien quiera ser sacerdote debe ser sobre todo un “hombre de Dios”, como lo describe san Pablo. Para nosotros, Dios no es una hipótesis lejana. (...) Dios se ha manifestado en Jesucristo. (...) Por eso, lo más importante en el camino hacia el sacerdocio, y durante toda la vida sacerdotal, es la relación personal con Dios en Jesucristo. El sacerdote no es el administrador de una asociación, que intenta mantenerla e incrementar el número de sus miembros. Es el mensajero de Dios entre los hombres. Quiere llevarlos a Dios, y que así crezca la comunión entre ellos. Por esto, queridos amigos, es tan importante que aprendáis a vivir en contacto permanente con Dios. Cuando el Señor dice: “Orad en todo momento”, lógicamente no nos está pidiendo que recitemos continuamente oraciones, sino que nunca perdamos el trato interior con Dios...

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