lunes, 31 de enero de 2011

CRONICA DE UN BAUTIZO Por Mary Sánchez

Publicamos hoy esta  crónica precisamente al año de haberse producido pues nos ha parecido la mejor forma de felicitar a Mary en su primer año de cristiana.

Sábado 6 de Febrero de 2010.11:25h.
Es patente que vivimos un momento que se denomina crisis religiosa. Pero, en contrapartida, es digno de admirar el paso que ha dado Mary para, después de adulta, tomar esta decisión,  tan importante para ella, de pertenecer a la Iglesia Católica. 
Estimados lectores: deseo con este artículo, compartir con ustedes una experiencia, llena de alegría y emoción, que viví el domingo 31 de Enero.
Por mediación de un familiar fui invitada a un bautizo. A la hora fijada me dirigí a la Iglesia de Santa Clara, en el barrio de Zarate, Las Palmas. Sabía de antemano que éste no sería un bautizo como otros a los que he acudido en diferentes ocasiones.
A la hora convenida, las 10 de la mañana, dio comienzo la Santa Misa en la que se iba a celebrar el Sacramento. Don José Rodríguez, que así se llama el párroco, empezó lo que iba a ser una misa diferente, una homilía diferente y, sobre todo, un bautizo que también se salía de lo normal.
Empezó explicando el proceso que había recibido esta persona adulta, que pidió  el Sacramento, para iniciarla en la fe y que en la celebración recibiría juntos los Sacramentos de la Iniciación Cristiana que son el Bautismo, la Confirmación y la Primera Comunión. Luego el rito de introducción, con la invitación a la neófita para entrar y sentarse junto a la Comunidad.

            Lo corriente en los bautizos, es que llegue el niño/a en brazos de su madrina. Pero, no. En esta ocasión, Mary, que así se llama la protagonista de esta historia, lo hizo por su propio pie y flanqueada por su esposo Pier y su hijo René, de seis años, seguida de cerca por Loly, su catequista y madrina.

A las preguntas, propias antes del bautismo hechas por el sacerdote, la voz de Mary se hacía  cada vez menos audible. La emoción y los nervios se habían adueñado de ella, pero esto, no la amilanó para contestar firme y segura su deseo de pertenecer a la Iglesia Católica.

            Y llegó el momento del bautismo. Acompañada por su esposo, su hijo y su madrina, se dirigió hacia la pila bautismal. Esta vez, el sacerdote invitó a todos los presentes a que también fuéramos, para estar más cerca de Mary al recibir las aguas bautismales. El momento de derramar el agua sobre su cabeza, fue muy emotivo para mí y los ojos se me llenaron de lágrimas; miré a mi alrededor con disimulo, y vi que no era la única. Luego la madrina le colocó sobre los hombros un paño blanco, símbolo de la nueva vida en Cristo Jesús. También le entregó una vela, encendida desde el Cirio Pascual, que significa a Cristo Resucitado como luz del mundo.

            Una vez que fue bautizada continuó la ceremonia y recibió el Sacramento de la Confirmación. Fue ungida con el óleo que es aceite bendecida el Jueves Santo, que simboliza reconocer a Dios como Padre y que sea alimento y sanación de las heridas de la vida.

            Continuó la celebración de la Eucaristía y dentro de ella, Mary recibió el tercer Sacramento, haciendo la Primera Comunión. En ese momento, como en los anteriores, también la acompañó su esposo, ya que él es católico.

    Fue con su abuela materna con quien Mary vivió desde niña la experiencia de la fe católica y, siguiendo su enseñanza y vivencia, no cejó hasta poder ver realizado su deseo de ser bautizada.

            Pero, esto no se acaba aquí, aún tendrá Mary que ser protagonista  en otra celebración. Su matrimonio con Pier, senegalés, es civil y, ahora, como ya están los dos bautizados, en breve, quieren recibir el Sacramento del Matrimonio.

            Mary nació en Senegal, hace 41 años, hija de madre senegalesa  y padre musulmán. A pesar de las diferencias culturales y religiosas, decidieron los dos respetarse mutuamente, lo uno y lo otro. A medida que los hijos fueron naciendo decidieron no bautizarlos. Les dejaron la libertad de elegir cuando fueran adultos. ¡Qué gran lección de democracia!

            Hace nueve años que vive en Gran Canaria. Cuando llegó no hablaba castellano. Su afán era aprender a hablarlo correctamente para poder prepararse para recibir los sacramentos que tanto anhelaba y, ese día, llegó el domingo.

            No quiero pasar por alto felicitar al párroco, por sus palabras emotivas en la homilía, llenas de cariño hacia Mary, como nuevo miembro que entra a formar parte de la Iglesia Católica. ¡Vamos Don José, que puso usted toda la carne en el asador!

            Es patente que vivimos un momento que se denomina crisis religiosa. Pero, en contrapartida, es digno de admirar el paso que ha dado Mary para, después de adulta, tomar esta decisión,  tan importante para ella, de pertenecer a la Iglesia Católica. 

            La relación que me une a Loly, su catequista, es el de sentirnos hermanas. Por ella, supe de la preparación catecúmena que estaba llevando a cabo. Podría decir que casi lo viví paso a paso. Siempre hablaba con cariño y admiración de su relación con Mary, durante el acompañamiento en el proceso. Le asombraba la firmeza, convicción y deseo de esta mujer para recibir los sacramentos. Al final, también ella disfrutó y pudo ver hecho realidad el sueño de Mary.

            Quiero decirte, Mary, que  elegir a Loly como madrina fue todo un acierto. En ella tendrás siempre a una gran amiga de quien aprenderás  cada día algo nuevo y siempre bueno.   

            Por último, Mary, te diré que ese día en el que recibiste los tres Sacramentos, lo viví con una gran emoción, aún sin antes conocerte personalmente. No sé si fue el hecho de ver por primera vez a un adulto acercarse a recibir las aguas bautismales, o el observar el cariño con que te miraban tu esposo y tu hijo, durante toda la celebración, lo que hizo que desde el principio un nudo de emoción se colocó en mi garganta, hasta el final.
            Mary te deseo toda la felicidad que mereces. Un abrazo.
María Sánchez
Pd: Mary contrajo matrimonio cristiano con su esposo Pier, al siguiente domingo después haberse incorporado a la Iglesia como seguidora de Jesús.

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