LOS ZAPATOS "BROGUES"
En  los tiempos que corren no es extraño que los jóvenes dispongan, como  algo normal, de más de cinco o seis pares de zapatos. Los tienen de  todos los tipos y modelos, siendo las chicas, las que se llevan la palma  en lo que a variedad se refiere; los de tacón, las chanclas, el  mocasín, la sandalia etc.
Los  chicos, por el contrario, se decantan por los llamados “tenis” o botín  de deporte que usan para todas las ocasiones. Se han dado casos de niños  que desean llevarlos incluso el día de su primera comunión.
Hoy no tenemos que esperar a que lleguen las fiestas principales para comprarnos unos zapatos nuevos. No sucedía lo mismo en mis años mozos, en aquella época, nos los compraban  en dos fechas señaladas; una en reyes y la otra el día del santo  patrono, que en este caso era para el día de San Gregorio.
 Las  niñas deseaban cumplir años, hacerse mayores, para que la madre le  comprara los primeros zapatos de tacón, los “pimplinis” como les  llamábamos. Pienso que este nombre se lo dábamos por aquello de ir  haciendo un movimiento de caderas, de un lado a otro, pin pa’ca pin  pa’ya. Con estos “contoneos” nos sentíamos mujeres de verdad a la vez  que imitábamos a las artistas que veíamos en el cine.
Las  niñas deseaban cumplir años, hacerse mayores, para que la madre le  comprara los primeros zapatos de tacón, los “pimplinis” como les  llamábamos. Pienso que este nombre se lo dábamos por aquello de ir  haciendo un movimiento de caderas, de un lado a otro, pin pa’ca pin  pa’ya. Con estos “contoneos” nos sentíamos mujeres de verdad a la vez  que imitábamos a las artistas que veíamos en el cine. De  vez en cuando, sobre todo cuando estrenábamos aquellas maravillas,  cambiábamos el pin pa’ca y pa’yá por algún “plaf” que sonaba cuando  dábamos con nuestros huesos en el suelo.
Hoy  me quedo boquiabierta cuando veo a niñas, de doce a quince años, con  unos tacones de infarto y caminando encima de ellos con las misma maña  que ando yo cuando llevo chanclas. Por un lado me maravilla ver con que  soltura y habilidad manejan lo que para mí, era y sigue siendo, una  autentica “tortura” pero también me preocupa cuando pienso el daño tan  grande que están haciendo a sus sufridas columnas.
Pero,  cuando usted quiera presumir de zapatos, cómprese unos Brogues. Éstos  son los clásicos zapatos con agujeros, símbolo de elegancia británica,  nacieron en tiempos de la reina Victoria, cuando los escoceses de campo  “taladraron” la parte superior de sus zapatos para que entrara y saliera  por ellos el agua de los pantanos.
Poco después, se puso de moda la versión “fina” en las ciudades inglesas, donde los bautizaron como “Oxford Brogues”  término con el que se les sigue definiendo hoy día.
LA AUTORIDAD DE LA MODA ES TAN ABSOLUTA QUE NOS FUERZA A SER RIDÍCULOS PARA NO PARECERLO.
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