domingo, 19 de agosto de 2012

REFLEXIÓN EN AGOSTO


UNA REALIDAD QUE NO PUEDE  DEJAR
INDIFERENTE.
 Son las seis de la mañana, tengo los ojos como platos y ya no  voy a volver a la cama pues no seré capaz de conciliar el sueño del que me saco  un joven, no llega a los treinta años, que voceando  daba patadas a las papeleras hasta romperlas y tiraba los contenedores en medio de la calle  con una cantinela reiterativa de  insultos y amenazas  a alguien, todo ello adornado con  palabras que no voy a escribir.
 Recorría la calle de arriba abajo hasta que alguien, parece ser que su padre, logro después de mucho esfuerzo, controlarlo y llevarlo con el.
 Ayer sábado  cuando subía a una de las parroquias que atiendo, una señora de unos treinta años, a la orilla de la carretera, me pidió que la llevara, pero  hete aquí, que lo que quería era ganarse unos duros. Cuando me di cuenta le dije que era sacerdote y que  acudía a decir misa. Despues de mucha berborrea por su parte,  paré el coche y le invite a bajar. Ya me había  pedido veinte euros por los supuestos servicios que  me realizaría. Fumaba y estaba fuera de sí.
 Cuando llegue a la parroquia me esperaba una chica  para solicitar ayuda porque la habían parado. Vive con su pareja y una niña  y no tienen nada para comer. Solucione el problema.
 Cuando terminé la misa otra señora acompañada por una hija de unos quince años se acercó a mi a solicitar ayuda para pagar los recibos de la casa porque ya debe tres y no sabe de donde sacar el dinero para afrontar esa realidad. También le dí salida al asunto convocándola para el lunes, a ver qué podemos hacer con su tema.
 Cuando llegue a la otra parroquia al bajar del coche una vecina me informo de que había una señora que con el marido estaba pidiendo, casa por casa, veinte euros a los vecinos en nombre del cura.
 No había terminado de  hablar con ella cuando  aparecía dicha mujer, me estaba esperando  y al oír que llegaba con el coche se  acercó a mi.
 También me pedía veinte euros para, decía, viajar a Fuerteventura con sus hijos porque el marido, al que había denunciado, le había dado cinco puñaladas, se estaba dando la quimio, tenia un brazo vendado y no tenía dinero para viajar. El barco salía en la noche. Me enseñó un fajo de  papeles mugrientos: denuncias , partes médicos y no se que más cosas.  Yo la dejé hablar para ver por donde  se encaminaba el asunto. Llegó un momento en que le pregunté si era ella quien estaba pidiendo en mi nombre por el barrio, ante tal pregunta me insulto, dio dos pasos atrás y se fue. Decir que empezó pidiéndome veinte euros, luego doce y termino  solicitándome dos. Se los hubiera dado, pero se fue.
Todo esto me sucedió en la tarde del sábado entre las cinco y las  siete de la tarde y lo de esta madrugada.
Cavilo, pienso, porque nada de ello me  es indiferente. Rezo, se que hay que hacer algo mas que rezar y no se qué hacer. ¿Denunciar la situación? lo hago. Pero hay que hacer algo mas y no  sé qué. ¿ Se le ocurre algo a ustedes ?
 

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