sábado, 4 de agosto de 2012

DOMINGO XVIII DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO B.

ESE PAN DE VIDA QUE DA LA VIDA.
 Por lo que el evangelio de hoy nos relata nos damos cuenta de que Jesús no para, va de acá para allá y en todas partes la gente le busca porque quieren aclarar cuestiones que su comportamiento les esta suscitando. 




 Le encontramos otra vez en Cafarnaún y la gente provoca un diálogo pues quieren saber cómo es que ya está de vuelta. Ante la curiosidad que les despierta su presencia en el pueblo Jesús les responde que ellos le andan buscando porque les ha dado de comer, va directo al grano y aprovecha para invitarles, después de tener la tripa llena, es decir, después de haber comprobado que Dios se encarga del  alimento, a trabajar y preocuparse por las cosas de Dios, a buscar "el alimento que perdura", les dice. Sigue el dialogo  y ahora le pregunta es  ¿cómo podremos ocuparnos en los trabajos que Dios quiere? Respuesta: " que creáis en el que él ha enviado". Me imagino las caras que pusieron.  Ellos ponen sus condiciones sobre la mesa : quieren mas signos para creer en lo que se les está diciendo, porque es que lo que ha hecho que ha sido darles de comer, para ellos no es suficiente, eso ya paso en el desierto cuando nuestros padres, tal y tal... Mirando el pasado porque no interesa reconocer el presente y menos el futuro de la comunidad o pueblo, sino el propio de ellos. Jesús insiste y les ofrece un pan nuevo, distinto, que " baja del cielo y da la vida al mundo", les dice. No se si con sorna o con verdad, lo cierto es que ellos le piden de ese pan, tan maravilloso del que les habla, ocasión que aprovecha Jesús para presentarse a sí mismo como ese pan.  Ahora es Jesús quien deja las cosas bien claritas :  "Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que  cree en  mí no pasará nunca sed."
Acudir a El. Creer en El. Ahí esta la clave y no hay que darle mas vueltas a la hoja, de eso se trata. El Señor se vale de lo cotidiano pero ayudarnos a despertar a la vida nueva, a la vida de Dios, que está en lo cotidiano.
 Esto es siempre y será, una propuesta en donde la oferta ya esta hecha, dependerá de que nosotros queramos aceptarla o no.  Solo entonces empezaremos a entender muchas cosas que aún se nos escapan. Por ejemplo: ¿ como es que has venido hasta aquí?  o ¿que signos haces para que creamos en ti? o ¿que es lo que Dios quiere que hagamos? y ...muchas mas.
Feliz día del Señor.

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