martes, 28 de agosto de 2012

REFLEXIÓN EN AGOSTO

NO BASTA CON LLORAR
 Con cierto estupor y miedo  estamos viviendo acontecimientos que nos afectan y que tocan las fibras mas sensibles de nuestro sentimientos.

 Ayer fue un día de esos en los que uno no sabe para donde volverse porque la sin razón lo invade todo. Se nos daba la noticia de que los  restos encontrados en un horno en la finca de las Quemadillas son humanos y que los mas probable es que pertenezcan a los niños de Córdoba desparecidos, hace ya un año, cuando estaban con su padre.
Esto es una muestra de lo que esta sucediendo y que como no quiere la cosa se ha convertido en un goteo continuo y que no cesa. Entre nosotros tenemos el caso de Yeremi Vargas, el de Sara Morales, el matrimonio de ancianos  de los que no se encuentra ni rastros y otros.  De verdad, yo no se  si a ustedes les pasa lo mismo, pero a mi todo esto me pone los pelos de punta.
¿ Qué está pasando ? ¿ Qué resortes estan fallando en nuestra sociedad ? ¿ Como afrontar  todo esto?
Es verdad que algunos pensaran que siempre ha habido  personas que pierden los papeles y cometen actos repugnantes de este tipo. Es verdad que en todos y cada uno de nosotros hay un asesino en potencia, aunque eso no quiera decir que lleguemos a serlo. También es verdad que muchos miramos para otro lado hasta que por lazos de no se sabe qué, nos llega. ¡Ojala nunca  nos llegue!  Es entonces el tiempo de lamentarnos y llorar y exigir pero, mientras tanto, vamos viviendo, eso si, con un susto aunque pasajero y  con algún que otro lamento ocasional y nos olvidamos hasta que un  nuevo caso se nos planta ante las narices.
Lo cierto es que se  están sucediendo y con mas frecuencia de lo que nos imaginamos y no  se reacciona adecuadamente.
Creo que  debemos preguntarnos por determinados valores como son: el respeto a la vida. La dignidad de la persona. La libertad de los demás. El valor de la familia y de la convivencia. El valor, en definitiva, de la persona en todo lo que significa y es.
 Empezamos por dilapidar la naturaleza y terminamos por dilapidarnos a nosotros mismos. A veces la lucha por la supervivencia y, sobre todo, de los sentimientos, se vuelve tan cruel que llegamos a perder la razón, el respeto a los demás y a nosotros mismos.
 Hay tanto individualismo  inoculado en nuestra sociedad y en nuestros corazones... como capacidad de compartir y de  trascendernos. Por desgracia, parece que le damos mas valor a lo primero que a lo segundo. Se hace necesario que nos paremos a pensar qué camino estamos andando y si es el adecuado para llegar a ser felices, en la medida de nuestras posibilidades y a sentirnos a gusto viviendo en las sociedad que nos hemos construido.

No hay comentarios: