jueves, 2 de agosto de 2012

Reflexion en Agosto



 IR POR LIBRE
Hoy es dos de agosto, fiesta de Nuestra Señora de los Ángeles, así que  los seguidores de San Francisco están de fiesta porque este acontecimiento les lleva derechitos  a las entradas del pueblo de Asís, justamente allí donde se encuentra la Basílica de Nuestra Señora de los Ángeles y que guarda en su interior  la Porciúncula, pequeña capilla donde Francisco de Asís entrego su vida al Señor y donde anteriormente nuestra Señora se le había mostrado para consolarle y  animarle en su tarea y en su empeño de vivir el Evangelio al pie de la letra, ante las dificultades que  encontraba en el gobierno de la naciente Orden de Frailes Menores ( Franciscanos ).


Los días de este verano tan especial que nos ha tocado vivir, se van sucediendo  y  debido a la crisis que vivimos, que se esta prolongando demasiado, la esperanza, las ilusiones e inclusive el interés por la cuestión económica han ido desinflándose como globo de feria, lo malo de todo esto es que va a ser luego mas difícil remontar la confianza en nosotros mismo y por ende en la vida.
Los  que  creemos en Jesús y queremos seguirle, no podemos permanecer impasibles ante todo lo que se vive, pues estamos llamados a redoblar nuestra confianza en que saldremos de esta situación  con la ayuda del Señor, ayuda que  esperamos, que hemos de pedir con nuestra oración, desde nuestra reflexión y que nos ha de llevar a una actitud positiva, de esperanza, concretándola  en el devenir de los días, con nuestra forma  y nuestro estilo de hacer las cosas. Lo sabemos, no podemos cerrar la mano, no podemos cerrar el corazón, tampoco la  inteligencia, ni apagar la fe, no ya sólo por salvar nuestro pellejo, sino porque es una cuestión de ética cristiana, hemos de estar al tanto de todo lo que pasa, de cómo se suceden las cosas, de cuales son las perspectivas de lo que  nos va llegando, para desde ahí, aportar nuestro granito de arena.   Estamos perdiendo la confianza en nosotros y entre nosotros de tal modo, que ya todo el mundo es digno de  duda: médicos, trabajadores,  maestros, curas, políticos, periodistas, policías, jueces y abogados, sindicatos, banqueros, funcionarios... todos  andamos recelando y desconfiando los unos de los otros. La duda y la desconfianza, sin pedir permiso, se están instalando en nuestras vidas ¿Se dan cuenta en la situación en la que nos estamos metiendo sin darnos casi cuenta de ello?
Los demás no lo se, pero los creyentes en Jesús hemos de estar en la brecha, como todo el mundo, haciéndolo lo mejor posible, pero sin perder la confianza en que el Señor nos ayudará y que a su vez ha de revertir en confianza en nosotros mismos y en los demás.
¿Sufrimiento? claro que existe. ¿Duda? también. ¿Miedo? a  espuertas.  ¿Indignación y descontento? en serie. ¿ Críticas y muchas veces justificadas? a todas horas. Y la autoestima... por los suelos.
Es hora de empezar a dejar de lamentarnos y de pensar qué puedo hacer yo, qué puedo aportar  porque de esta o salimos todos juntos, o no sale nadie. Cada uno desde su parcela pensando en todos y haciendo lo que la situación, no solo nos pide que hagamos, sino  que nos obliga a ello.

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