viernes, 5 de agosto de 2011

NUESTRA SEÑORA DE LAS NIEVES


 NIEVE PARA  MANTENER LA FRESCURA.

 Hemos de remontarnos hasta el siglo cuarto para  encontrar el origen de esta fiesta mariana en la que se invoca a María con este nombre de las nieves y a la ciudad de Roma en donde una familia de patricios quiere honrar la memoria de la Virgen con una iglesia. Ante la duda de donde debería ser construida dicha edificación neva en uno de los montes que  por entonces rodeaba la ciudad ( el monte Esquilino)  lo cual se entiende como el deseo de la Virgen de que sea allí donde se construya  la iglesia. Será mas tarde reconstruida  llegando a ser basílica, que es como se le denomina hoy,  pero con el nombre de Santa María la Mayor,  también conocida en Roma como la "Iglesia de los Españoles" debido a que la nobleza española  la  tuvo como lugar de culto. Fue en ella donde  recibió las aguas bautismales nuestro actual rey D. Juan Carlos.
Murillo inmortalizó el sueño de los esposos en este cuadro
Pero, anécdotas parte, decir que celebrar en pleno verano a la Virgen con esta advocación no deja de ser llamativo al tiempo que, por lo menos a mí, me sirve de reflexión. Ante la canícula del verano, la frescura de la nieve no deja de ser un regalo. Y eso es lo que es la Virgen María para toda la Iglesia. Un auténtico regalo que revitaliza y mantiene firme en la fe  y en la esperanza, sobre todo, en estos tiempo  en los que parece que nada  debe  dejar de pasar por el tamiz de la crítica y la duda. La Virgen se muestra como la gran portadora de esperanza en un mundo desesperanzado, como la que atiende los deseos de los que le invocan con sinceridad, como la que quiere seguir estando en medio de nosotros. La nieve  se derrite ante el calor y convertida en agua  permite que lo que ha sido plantado se beneficie de ella al tiempo que  le ayuda a superar las dificultades del calor extremo. Así la Virgen, pues también para nosotros se transforma  en esa agua que da frescura y  mantiene la humedad y la vitalidad de la fe ante  todo cansancio o desaliento.
Decir que en nuestra diócesis se celebra esta advocación en Lanzarote ( Teguise ), en el Palmar de Teror y en Agaete ( Gran Canaria).

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