sábado, 13 de agosto de 2011

LA PALABRA DEL DOMINGO

DOMINGO XX DEL TIEMPO ORDINARIO.
 "TAMBIÉN LOS PERROS..."
El evangelio de este domingo nos resulta de entrada un poco chocante ya que la mirada siempre esta puesta en Jesús y en esta ocasión nos da la impresión de que se comporta de forma arisca con la mujer que le pide ayuda, la imagen que tenemos de un Jesús de bondad y complasencia parece que se cae por los suelos en esta ocasión. Se resiste y parece que desprecia a la mujer que se acerca a El e incluso mantiene con ella un intercambio de palabras que raya en lo hiriente.
 Mirando el conjunto del texto nos encontramos con tres actitudes ante el acontecimiento, la de los discípulos que quieren quitarse a la  señora de encima cuanto antes porque esta dando la lata, la de Jesús que parece no querer hacerles caso y la de la mujer que insiste una y otra vez contestando a lo que Jesús le dice, pero sin cejar ni un ápice en su deseo.
Dándole vueltas al texto he llegado a la conclusión de que Jesús reacciona así para darle una  lección a los discípulos que quieren quitarse de encima la pejiguera de la señora que, además, es pagana (están en tierra  pagana), dale lo que pide, le dicen. Jesús se resíste a ello, pero habla con la mujer. Es una forma indirecta de decirles a los discípulos de que no se trata de dar y ya está. Jesús no se deja  utilizar por el interés y el desprecio que en el fondo yace en esta invitación de los discípulos. Habla con ella, provocándola y haciendo aflorar una confesión de fe. Todo sucede ante los ojos de los otros que parece tienen prisa. La lección esta en que también los paganos pueden reconocer la presencia de Dios en sus vidas. En ellos ( ella en esta ocasión ) hay un germen de búsqueda y de reconocimiento de Dios.
En síntesis, la lección consistiría en no utilizar a Jesús por nuestra parte para  quitarnos de encima el incordio del que es inoportuno, que además no es creyente. Segundo, en toda persona hay un  germen de fe que estamos  impelidos a  hacer germinar y tercero, Dios es para todos, sean de donde sean y vengan de donde vengan. También creo que nos llama la atención el hecho de que la mujer se acerca, porque tiene una necesidad, a pedir un favor, un milagro y esto es ocasión para que en ella atisbe la fe.
No podemos dejar escapar la actitud de la señora, que insiste a tiempo y a destiempo en su ruego sabiendo lo que quería, a quien se lo pedía y quien se lo podía dar. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bastante pobre el comentario ¿no? No se ofenda, Padre. Se trata, me parece, de algo más profundo. Aquí el Señor nos dice claramente que su Misión es universal y que ha venido a salvar a todos no sólo a Israel. La mujer pagana que clama a Cristo somos todos nosotros, los que hemos sido injertados en el tronco de Israel. Ver la segunda lectura, la Epístola a los Romanos, en la que San Pablo alude a la desobediencia del pueblo judío y a la obediencia de los paganos. Todo se consumará cuando Israel se convierta y vuelva a Cristo.
Profundo sentido salvífico y esjatológico el de la Palabra de este domingo.
Un cordial saludo.
Mario Caponnetto
Buenos Aires. Argentina.