jueves, 18 de agosto de 2011

COLABORACIONES


PREGUNTAS Y RESPUESTAS POR MARÍA SÁNCHEZ

 ¿SE DEBE AÑADIR LECHE AL TÉ O TÉ A LA LECHE?
  Aunque el titular pueda parecer un trabalenguas es una de esas preguntas que, aunque  parecen tontas, solemos hacernos muchas veces ante cosas tan, aparentemente sencillas, como es tomar un té. En  esto de comer y beber hay tantos gustos y caprichos como agua en la mar, pues ya lo dice el refrán- “para gustos se hicieron los colores” y en este caso también los sabores.
Para conocer algo sobre los gustos de las personas, a la hora de comer, nada mejor que ir a un buffet.  Ahí se puede hacer un master sobre el tema, porque son tan grandes y variadas las ideas con las que los comensales combinan los alimentos, que se puede usted tropezar con un señor o señora que se dirige a su mesa llevando en su plato viandas tan variopintas como; espaguetis mezclados con un sancocho, incluido el mojo, ropa vieja con plátanos fritos o sopas con papas fritas, les puedo asegurar que esto lo he visto en más de una ocasión.
Pero, como digo siempre cada cual es libre de hacer lo que le venga en ganas, y en éste caso, soy consciente de que tengo mis “manías” a la hora de comer, como todo hijo de vecino.
El gusto y la variedad pueden ser llevados  a cualquier acto de nuestra vida. El simple hecho de tomar un güisqui ya nos lleva a elegir entre varias opciones, dependiendo del gusto de nuestro paladar; con o sin agua, con hielo o sin él, o el que decide tomarlo a “palo seco”.
La misma diversidad existe con una simple infusión o un café, donde según dicen, hay mil y una formas de tomarlo a saber; cortado, sólo, leche y leche etc, etc. Llegado a éste punto les contaré lo que le ocurre a una amiga cuando decide tomar un cortado en cualquier cafetería.
 Siempre toma cortado pero debe aclarar que sea de sobre, de no hacerlo le traen uno de máquina que es un agua “sirimba”, luego pide que se lo traigan en taza de café, para el camarero como si oyera llover, o se lo trae en un vaso o en una taza de desayuno. Cuando repite de nuevo que lo quiere en taza de café le contestan- “es que son muy pequeñas” como si fuera un delito tomarlo ahí. En fin que para evitar el “yo te digo tú me dices” las amigas hemos decidido pedirlo a coro con ella, y en ocasiones, ha tenido la suerte de tomarlo a su gusto. ¿Será que mi amiga es rarita, rarita, o son los  camareros los que van a su bola?
 Después de todo gracias que la mujer, pide cortado descafeinado, que si le ocurre pedir un té con leche lo tenemos complicado, pues según los entendidos tomarlo correctamente  tiene su intríngulis.
 Los que somos inexpertos, en lo que a infusiones se refiere, nos tomamos un té con o sin leche sin dar más vueltas al asunto, pero parece que no es tan sencillo como parece. Veamos cual  es la manera correcta de hacerlo ¿Se debe añadir leche al té o té a la leche? Aunque lo más habitual es ponerle un poco de leche al té los expertos mantienen que, los taninos de las hojas del té, pierden su poder astringente al añadirle la leche, desvirtuando también, las proteínas de ésta. Si, por el contrario ponemos el té sobre la leche, mejor si está fría, la temperatura sube lentamente, y de este modo tan sencillo, mantenemos las propiedades de la infusión.
Por supuesto que para sacar el mejor rendimiento y sin que pierda sus cualidades no hablamos del conocido y socorrido “sobre de té”. En esta ocasión usaremos una infusión preparada, a ser posible, con un buen té.

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