jueves, 16 de junio de 2011

EN EL RECOGIMIENTO, EN EL SILENCIO Y LA ORACIÓN

Celebramos en este fin de semana junto con la fiesta de la Santísima Trinidad  el día de los hermanos que, habiendo escuchado la llamada de Dios han seguido y quieren seguir sus pasos  en la vida contemplativa, es decir, celebramos el día  " Pro Orantibus".
 Son muchos los monasterios de vida contemplativa que adornan  y embellecen la vida de la Iglesia tanto de hombres como de  mujeres. En nuestra diócesis contamos con cuatro: las religiosas del Cister en Teror, las hermanas del Carmelo o carmelitas  en Santa Brigida y en Telde y el monasterio de San Benito o benedictinos, también en Santa Brigida.

Estos hermanos y hermanas nuestros han optado por un carisma concreto, dependiendo de la congregación u orden en donde realizan sus vidas, pero hay  algo que es común  para todos: vida de oración, trabajo, recogimiento y clausura mas o menos severa.
Paredes afuera del convento nos cuesta  entender como pueden vivir  encerrados toda la vida en un convento sin ir al cine, a la playa, sin salir de viaje y tantas otras cosas mas que son lícitas y buenas. Nos cuesta entender, digo, pero si nos acercamos a uno de estos monasterios veremos como los religiosos lo viven con un gozo que hasta nos puede escandalizar y algunos recurrimos a una frase tan en boga como tonta:  "esto suena a comedero de coco". Sin embargo, la experiencia que nos cuentan desborda  nuestros esquemas y nos deja como boquiabiertos y terminamos por decir:  pero, !si hasta son felices ¡
 Y es que el secreto está en un corazón sencillo que solo busca la verdad y que no quiere dejarse manchar por tantas cosas que terminan por apartarnos de Dios. No deja de ser una hermosa llamada de atención para los que andamos corriendo de allá para acá todo el día sin pararnos a pensar seriamente lo que estamos haciendo.
Bueno, pues este día  lo ha establecido la Iglesia para que oremos por ellos, por todos los religiosos y religiosas de clausura, para que sigan siendo fieles a la llamada a la que han respondido.
Que una vez al año recemos por ellos es bien poco, pues ellos rezan por nosotros  todos los días.

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