24 de junio. Fiesta de San Juan Bautista.

LO QUE NOS TOCA

Mañana 24 de junio celebramos el día del nacimiento de San Juan Bautista. Para nosotros es una fiesta muy importante pues  se cumplen los  533 años en que se celebró la primera Eucaristía en nuestra isla de Gran Canaria cuando Juan Rejón llego a ella por la zona de la Isleta, donde hoy está ubicada la iglesia dela Luz. También es la fiesta de la fundación de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. Es, además,  la fiesta de un barrio de los mas antiguos de nuestra ciudad, el barrio de San Juan.  A todo ello se une la fiesta del solsticio de verano con la carga de magia y buenos augurios rituales que lleva consigo.
No quiero yo centrarme en lo que cabo de enumerar, sino en la figura del Bautista, cuyo nacimiento estamos, como ya hemos dicho, dispuestos a celebrar mañana.

Conocido como el precursor fue el que  allanó el camino al Señor , el mismo lo dice apropiandose la expresión de Isaías y así enganchando con  los profetas al tiempo que  con toda humildad da paso al Mesías anunciado. A destacar: su fidelidad a la llamada, su sencillez, su transparencia y su no querer quitar protagonismo al que viene y que a el solo le toca anunciar y señalar. Esto es, pienso, cosa muy importante que nosotros y la iglesia en general, debe tener muy presente, pues la tentación de la lisonja es muy sutil. A nosotros nos toca preparar el camino y anunciar al Señor, como Juan hizo, y no  ocupar el sitio que no nos corresponde, cosa que  a veces, sin darnos cuenta o no, solemos hacer. A nosotros nos toca  decir quien es y donde se le puede encontrar y no  robarle  el protagonismo que es suyo y no nuestro. A nosotros nos toca dar testimonio a pesar de las amenazas que podamos sufrir por no callar y decir la verdad. A nosotros nos toca mantenernos en la fe a pesar de las dudas que puedan surgir cuando las cosas no vallan bien. Lo nuestro es ser  anunciadores del Señor.
Vamos a alegrarnos con la fiesta del nacimiento de San Juan Bautista el hijo de Zacarías e Isabel y con ello  alegrarnos también con  la memoria de nuestro nacimiento a la fe.