sábado, 28 de agosto de 2010

DOMINGO XXII DEL TIEMPO ORDINARIO

PORQUE NADIE ES MEJOR QUE EL QUE TIENE AL LADO.

Hoy nos vamos con Jesús a comer a casa de un un fariseo principal. Él sabe que lo miran y espían y, como no es tonto, pues aprovecha; ya que están esperando que se comporte y hable para saber que es lo que hay con este Rabí que viene de Galilea y que está  formando tanto revuelo con lo que enseña.
Ppues vamos a ver lo que dice.
Y no les defrauda Jesús, ¡no señor! Aprovecha la situación y la movida de los asientos para dar su lección magistral de los primeros y los últimos..
Ocupar el sitio que nos corresponde, o el que nos den, sin espavientos, que en estos temas mejor es quedarse corto que pasarse, pues nos puede ocurrir que tengamos que dejar la silla que hemos ocupado a otro más importante y entonces la vergüenza y el bochorno no hay quien nos los quite.
La lección va por la humildad y la sencillez que son agradables a los ojos del Padre, pero no así la arrogancia y la  estupidez que te apartan de los demás y de Dios.
A los comensales esto debía sonarles familiar, pues son gente religiosa que conocen los profetas y los libros sagrados y tanto en unos como en los otros, el tema está presente.
Jesús no habla directamente del Reino de Dios, pues sabe a quien tiene delante, pero sí de las cualidades que lo van a propiciar y que son necesarias para poder hacer efectiva la presencia y la palabra de Dios que desembocan en el Reino.
Una vez más nos encontramos con un Jesús, observador, pedagogo e inteligente que va dando a cada cual la medicina necesaria aprovechando toda ocasión, sin despreciar a nadie, sin prisas, pero también sin pausa.
¡Feliz día del Señor!

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