sábado, 18 de febrero de 2012

Por María Sánchez

GENÉRICOS SÍ GENÉRICOS NO. LA POLÉMICA ESTÁ SERVIDA.
Como ya adelanté en mi artículo anterior, los recortes llevados a cabo por el anterior gobierno y, como no puede ser menos continuarán con el actual, nos está afectando en todos los ámbitos.
 Sin que ninguno de estos recortes sea del agrado de los que tenemos que sufrirlos, no cabe duda  que el que más nos afecta sea todo el que se relacione con nuestra salud.
Cuando apenas conocíamos su nombre y sin que nadie nos lo presentara apareció en nuestras vidas el medicamento genérico.
 Ahora tenemos a médicos, farmacéuticos y gobierno haciendo que bailemos la Parrala.
La letra de aquella antigua canción decía- “La Parrala sí la Parrala no, la Parrala madre que la bailo yo” Y es así como nos tienen a los siempre sufridos pacientes. Bailamos desde la farmacia, que nos quiere dar el genérico, hasta el médico de cabecera para que nos recete el medicamento que sí está en precio.
Por un lado el colegio de médicos no está del todo a favor de los genéricos. Según escuché en la radio declaran que; los pacientes tenemos derecho a exigir la medicina original que ellos nos prescriben.
 Aluden en su negativa que muchos de los medicamentos genéricos no tienen, supuestamente, la suficiente garantía de calidad que puedan dar los laboratorios ya conocidos. Se especula que el genérico contiene, supuestamente también, excipientes de poca fiabilidad.
 Por otro lado el colegio de farmacéuticos se defiende en esta polémica diciendo; primero, que unos y otros conservan las mismas propiedades, con la salvedad de que los genéricos son más económicos.
Particularmente puedo comprender las razones que defienden los farmacéuticos para suministrar  genéricos por originales.
 Todos sabemos lo que el gobierno le adeuda a las farmacias y los apuros que están pasando para llegar a fin de mes.
Pero, no podemos pasar por alto que se han dado casos de personas a las que el medicamento genérico ha estado a punto de enfermar de gravemente.
 Lógicamente no se puede demostrar que la causa de esos males sean derivadas del  medicamento o, por el contrario sea más psicológico que real.
La triste realidad es que conozco, personalmente, a más de una persona que lo ha pasado realmente mal.
 Mientras se dilapidó a tutiplén y se amarraron los perros con longanizas, los que tenían que administrar los gastos del país no miraron para tras para derrochar nuestro dinero a diestro y siniestro. El resultado de esas malas gestiones las tenemos aquí, recortan presupuestos por donde sea y de donde sea. Nos suben los impuestos hasta las nubes y la pregunta del millón es la siguiente. ¿Quién paga este pato? Creo no equivocarme si doy la repuesta. Como siempre seremos los mismos, o sea usted y yo.
 

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