viernes, 6 de mayo de 2011

LA PALABRA DEL DOMINGO

DOMINGO TERCERO DE PASCUA
CICLO A 

Hoy  hacemos el camino de Emaús, nuestro Emaús particular en donde el Señor lo mismo que hizo con aquellos discípulos que  se volvían a su pueblo llenos de desencanto, se hace  encontradizo y nos ayuda con la palabra y  desde la Eucaristía, a encontrarnos con nosotros, entre nosotros y nos devuelve a aquellos que hemos dejado atrás. Hoy es nuestro Emaús que  hemos de llenar de esperanza y confianza porque sabemos que el Señor no nos deja solos. Hoy es nuestro Emaus de la escucha , del empezar de nuevo una y otras vez , todas las veces que haga falta. Sabemos que el camina a nuestro lado aunque muchas veces nuestros ojos no sean capaces de descubrirle en el caminar, pero si en la Eucaristía cuando nos desembarazamos de nuestros prejuiciosy nos sentamos con El a la mesa, en esta gran mesa que no solo es la Iglesia, sino que va mas allá, mucho mas allá, es el mundo entero.
Invitados  a  dejarnos encontrar, invitados a escuchar la  palabra, invitados  a recomenzar, porque  todo puede volver a ser nuevo, porque la ilusión y la confianza  son renovadas,  no por nuestros empeños, sino desde la fuerza del Resucitado. Es ahí, sólo ahí, donde hemos de centrar todo nuestra  energía. Esa es la fuente que debe alimentar y hacer firme nuestra vida, nuestro actuar, nuestra fe.  

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