sábado, 14 de enero de 2012

AÑO NUEVO CRISIS VIEJA


Por María Sánchez.
Al llegar los últimos días del año viejo hemos deseado a todos nuestros amigos, familiares y conocidos un feliz y próspero año nuevo. Nuestra intención es buena y lo deseamos con todas las fuerzas de las que somos capaces.



Pero, del dicho al hecho va un trecho. Arrastramos una grave crisis económica que nadie desconoce y a la que “aparentemente” da la impresión de que nos estamos acostumbrando, o así lo parece cuando por las redes sociales y, a modo de chascarrillo o broma, leemos “este será el año del consumismo” frase que continúa como una letanía cuando se enumera- con su mismo traje, con su mismo coche etc, etc. 
Seguro que las personas que están pasando verdaderas necesidades, las que llevan varios años sin trabajo y comiendo de lo que le da su familia o, lo que es peor, se ven obligadas a acudir a un comedor social para saciar su hambre; no verán esta broma con mucho gusto.
Y es que el ser humano, y los españoles en particular, somos capaces de sacarle filo a la punta del muelle o poner buena cara incluso en los peores momentos de nuestra vida. Pero, si vemos la tele o escuchamos la radio, los pelos se nos ponen como escarpias al conocer que cada día la crisis ha hecho mella en tal o cual negocio, como a consecuencia de ello, muchas personas pasaran a engrosar la larga lista del paro.
 Personas que tienen pegados a sus espaldas los dientes afilados de una deuda con un gigante hambriento de dinero que se llama Banco de fulanito. Individuos que se colocaron una soga al cuello, una soga que les aprieta y  ahoga hasta quitarles el sueño, la vida misma, una soga que se llama hipoteca.
 Claro que, cuando aquel señor con traje de marca le habló de  “esta señorita” se la presentó vestida  con las mejores galas, todo eran facilidades, tantas que sin darse cuenta firmó papeles hasta que la vista se le nubló.
Los números, que en un principio salieron positivos para comprar aquel pisito, pronto se volvieron rojos a consecuencia de un despido inesperado, del que fue objeto.
 Pese a todos sus apuros económicos tiene que hacer frente a esa deuda o ver como el “gigante” se traga su casa mientras él tiene que continuar pagando todas aquellas letras que tan alegremente firmó.
 Lo peor es que esta crisis nos acompañará durante mucho tiempo, que cambiaremos de año y “ella” nos acompañará como un perro fiel, llevándose por delante como un tsunami miles de empresas, puestos de trabajo a la vez que poco a poco va haciendo mella en la vida de cada una de las personas a las que, desgraciadamente, le toque vivir una desgracia de tal envergadura. 
 Y es que la cosa monetaria va tan mal que ha pasado de la casa del pobre trabajador al el chalet del rico empresario para, dando saltos de gigantes, llegar hasta el palacio real.
Lo que nunca pensó su Majestad el Rey es que un día tendría que abrir el libro de cuentas para que los españolitos de a pié viéramos los debe y haberes de sus majestades.
Si bien es verdad que la mayoría nos hemos quedado como estábamos antes, porque con tantos números y tan pocas explicaciones, esta que escribe no sabe en qué se gastan los cuartos los reyes de España.
 El caso señores: es que tenemos un año nuevo pero una crisis vieja, que  no sabemos cuantos años tendrán que pasar para que la mujer de negro con su guadaña haga su trabajo o sea, que la mate de una vez.
Todo esto, queridos lectores, no me quita el deseo de que tengan todos un feliz y próspero año nuevo.

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