sábado, 12 de junio de 2010

DOMINGO XI DEL TIEMPO ORDINARIO

LA HISTORIA DE ALGUIEN QUE SE CUELA EN UNA COMIDA, BUSCANDO AYUDA O LA MISERICORDIA DE DIOS


En el Evangelio de esta semana Lucas nos  presenta a Jesús en una comida, pero como Él (Jesús) no deja escapar una, aprovechó la ocasión que le presentó una mujer que se cuela en la fiesta -una pecadora que  viene buscando el perdón- para  ayudar a Simón, el  fariseo, a encontrarse con el Dios de los Profetas y de los Padres, el de Jesús, desembarazado de las ataduras de la ley, la cual empañaba su verdadero rostro: el Dios que acoge a todos y perdona a todos, sea quien sea, venga de donde venga y haya hecho lo que haya hecho.
El asombro no sólo se da en Simón, sino en todos los que estaban  invitados a la mesa : "Quién es éste, que hasta perdona pecados" exclamarán.
Podemos observar cómo en el fondo de sus corazones hay una lucha  entre la imagen que ellos tienen de Dios y la que ofrece Jesús. Hay una lucha y una invitación por parte de Jesús a abandonar la idea de un Dios que tiene muy  presente los pecados de la gente, lo cual lleva a ser apartados de la  sociedad y vistos con  malos ojos; y el Dios de la misericordia, que perdona y restablece desde el sencillo gesto de pedir perdón.
Jesús reivindica esto último y haciéndolo, está proponiendo una imagen nueva de Dios, está desembarazándola de las ataduras de la ley y del cumplimiento por el cumplimiento; está desterrando al Dios justiciero y castigador y proponiendo algo más liberador, detrás de esto está la imagen del Padre de la parábola del Hijo Prodigo.
Una buena lección para Simón sus invitados y también, como no, para nosotros que  leemos este texto. Yo diría que doble:
1.- Salir de nuestros esquemas religiosos anquilosados y que nos ocultan  la verdad de Dios.
2.-Vivir desde  la misericordia de ese Dios, siendo también nosotros misericordiosos y compasivos y no pensar que yo sí que tengo derecho a Dios y los demás no.
¡Feliz fin de semana!

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