sábado, 19 de junio de 2010

XII DOMIGO DEL TIEMPO ORDINARIO: EL QUE QUIERA SEGUIRME...

Empieza el texto de esta semana diciéndonos que Jesús oraba solo, aunque los discípulos estaban con Él.
Y es desde esa situación desde donde les pregunta por lo que dice la gente y lo que piensan ellos mismos de su persona.
Como siempre solemos hacer  los humanos, ellos se fueron por las ramas y a lo más fácil, a lo que no podría complicarles la vida. La insistencia de Jesús hace que Pedro abra la boca y diga.
No sé si llevados por el temor a equivocarnos o por qué extrañas razones esto suele pasar  mucho a la hora de expresar nuesta fe y lo que pensamos: pasa en el ámbito de las catequesis de mayores, en  las reuniones de la parroquia y también en los encuentros de sacerdotes, en donde  a veces somos  interrogados por nuestra fe. Lo cierto es que nos cuesta manifestarnos.
El texto  viene a terminar, después de pedirles Jesús silencio sobre lo que les ha ayudado a descubir, con ese párrafo tan conocido de tomar la cruz y seguirle en lo de cada día.
Hoy  me quiero fijar en algo que se insinúa en este pasaje del Evangelio, que es de Lucas.
Son dos dimensiones fundamentales que deben acompañar nuestra vida de seguimiento del Maestro:
1.- la palabra que testifica y reconoce a Jesús como el Mesías de Dios (manifestación de Pedro);
y 2.- El testimonio con la vida (propuesta de Jesús para los que quieran seguirle).
Palabras y obras deben ser una misma realidad desde las que manifestemos nuestra fe. Ambas dimensiones no pueden ser ajenas a nuestra vida de creyentes.
¡Feliz Día del Señor!

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