viernes, 9 de marzo de 2012

DOMINGO TERCERO DE CUARESMA. CICLO B.

 
" LA CASA DE MI PADRE ES..."
Con el evangelio de San Juan llegamos hoy con Jesús hasta Jerusalén  y nos acercamos al templo, lugar de encuentro de todo el pueblo con Dios; lugar donde la gracia de Dios se derrama porque es el lugar de su presencia en medio de su pueblo.
 Decíamos que nos acercamos a ese espacio con Jesús y somos testigos de los que paso: cómo El,  enfadado,  arremetió contra todo lo que allí había y  suponía de negocio con la fe del pueblo, al tiempo que se enfrenta, ya definitivamente, con las autoridades religiosas que no le van a perdonar, las cuales, desde ese momento,  buscarán la forma  solapada de quitar a este galileo, oriundo en Nazaret, de en medio.
Jesús defiende el templo, lugar de Dios, como casa de oración y no de comercio. Jesús reivindica el  honor de Dios ante los abusos. Jesús proclama y exige la misericordia de Dios que por interés de los hombres, ha sido convertida en carga pesada y que atosiga a los mas necesitados. Jesús, en una palabra, como el profeta Elías, lucha por  el Dios que le han ocultado al pueblo y que esta siendo sustituido por otro, el del dinero y el poder. Jesús defiende el nombre de Dios: "La casa de mi Padre es casa de oración y vosotros la habéis convertido en cueva de ladrones", les dice.
¡¡Dios mío!!, ¡Qué gran responsabilidad para los cristianos, para todos los que decimos seguir a Jesús!
Creo que estamos obligados a preguntarnos  que estamos haciendo con nuestras comunidades, nuestras parroquias, nuestros grupos. Si son lugar y espacio de encuentro con Dios, el Dios liberador o por el contrario es el opresor.  Si  el nombre de Dios es reconocido desde su misericordia y su piedad. Si se posibilitan la oración y el encuentro con la Palabra que sana y cura y fortalece y anima y que es el mismo Jesús. Si se anuncia la buena noticia no solo a los pobres, sino a todo hombre , mujer, niño o anciano.
Y por último, no vale decir esto es cosas de los curas y las monjas y los catequista o religiosos, esto es cosa de todos. Cada uno desde el lugar de servicio que desempeñamos estamos llamados a ello. La casa de Dios hoy son cada una de las comunidades, parroquias o grupos cristianos y estamos llamados a ello: reivindicar y defender el  lugar  de Dios y el honor de su nombre. ¿Estamos entregando al Dios liberador o lo estamos ocultando ?
Feliz día del Señor.


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