sábado, 17 de marzo de 2012

CUARTO DOMINGO DE CUARESMA CICLO B

PONER EN CLARO ALGUNAS CUESTIONES
Llegamos al cuarto domingo de cuaresma  y nos encontramos a Jesús conversando con Nicodemo  en aquella noche que  que este  hombre fue a visitarle  porque necesitaba poner en claro  algunas cuestiones que  se habían despertado en su corazón después de oír hablar al Maestro.
 Jesús lo recibe con agrado pero no por ello deja de invitarle a empezar de nuevo, a cambiar de vida. No era Nicodemo cualquier persona, era alguien que pertenecía al grupo de los que en medio del pueblo eran considerados  y respetados. Jesús con cariño le habla de vida nueva, de empezar, de dejarse llevar por el Espíritu. Nicodemo, como todos sabemos, al principio,  se resiste, pero Jesús  insiste.
 Lo que leemos en esta semana  es el final de esa conversación en donde Jesús  habla de la misión del Hijo del Hombre, del amor de Dios, de vida nueva, de dejar la oscuridad y empezar a vivir  a la luz, de, en una palabra, no ocultarse y dar la cara.
 El proceso en la fe de Nicodemos  va a ser un camino desde las sombras a la luz, al medio día. Aparecerá de nuevo en la madrugada del viernes  en que se decide la muerte de Jesús, saliendo en su defensa y luego, cuando el Maestro es bajado de la Cruz.
En todo el texto hay dos frases que para mi son  el nudo gordiano de la cuestión y son: "  ...Dios no mandó a su hijo al mundo para condenar al mundo... ", una , y la otra: " el que cree en él no será condenado ".
Reflexionando y pensando  se me ocurre que muchas veces nosotros hoy carecemos de sensibilidad para acoger a los que se acercan a nosotros, de valentía para invitarles a cambiar, ocultando el mensaje y la  misión del Mesías. Condenamos con mucha facilidad  y  la fe  la vivimos o la planteamos desde un voluntarismo en donde no hay lugar para  la gracia y la fuerza del Espíritu.
A nivel personal  y eclesial, tenemos aún mucho camino que andar en lo que  a este tema se refiere: andamos en las sombras como Nicodemo y necesitamos dejarnos enseñar por el Maestro.  Necesitamos  hacer  ese camino nuevo ayudados por su palabra, hacia la luz, siendo testigos  de la obra del Padre en el mundo  y en nosotros. 
 Apostar decididamente por  Jesús cuando enseña y cuando es crucificado. No  podemos ocultar eso que el Señor  ha hecho con nosotros. Hemos de aunar esfuerzos para ser valientes testimoniandole ante los que  no le aceptan. Se hace necesario aceptarle, también en su cruz y, a la vista de todos, bajarle de  ella posibilitando su Resurrección en cada corazón. Colaborar para  que la obra del Padre  hoy también sea cumplida en el corazón de este mundo que, repito, no somos quien  para condenarlo.
Feliz día del Señor.

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