A LAS PUERTAS DE LA NOCHE BUENA
A las puertas de la Noche Buena, nos preparamos con ilusión y cierto nerviosismo, para las fiestas que ya están llamando y solicitando nuestra atención. Nos reuniremos entorno al Pesebre y contemplaremos y ¿ aceptaremos ? al Niño que en la cuna nos ofrece sus manos, una sonrisa y dentro de todo ello su Amor, desde la pobreza. Es un Dios pobre que se nos acerca, al que nos acercamos y esa pobreza es nuestra riqueza que es capaz de conmover nuestros corazones e invitarnos a la sencillez renovándonos por dentro en la esperanza.
Noche Buena y Navidad: fiestas en las que no debemos dejar fuera a nadie. Fiestas es las que somos invitados a dejarnos restaurar y a desearnos lo mejor: todos los bienes del mundo, porque el Bien del mundo nos ha nacido y sigue naciendo allí donde hay, como cantaron los ángeles, hombres de Buena voluntad, y esa es la gloria de Dios.
Gloria de Dios que pasa por la solidaridad. El es el primer solidario. Nosotros estamos llamados a serlo con los demás, y de forma especial, con los mas necesitados. Cada uno desde sus posibilidades, pero nunca cerrando el corazón a los demás. Que como los pobres pastores o el niño del tambor que compartieron lo que tenían con aquella familia, nosotros también sepamos compartir. No miremos para otro lado y aprendamos ternura, comprensión y solidaridad con ese Dios niño que nos invita a la fiesta desde el corazón.
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