sábado, 10 de abril de 2010

II DOMINGO DE PASCUA

Empieza el texto de este domingo ubicándonos en la situación en la que se encontraban los Apóstoles después de todo lo que había pasado con Jesús.
Dice: "Al anocheder de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa con las puertas cerradas, por miedo a los judios". Noche, oscuridad, puertas cerradas, miedo a los otros. Es un resumen de la desesperanza y del no saber qué hacer. Es un sentirse perdidos sin ser capaces de reaccionar.
En esta situación, la presencia del Resucitado hace que la noche no sea tan oscura, la esperanza renazca, el miedo desaparezca y la alegría sea dominante frente al temor.
El don del Espíritu les confirma en la misión que no es otra que ser portadores del perdón del Padre para quienes lo busquen sinceramente (a los que crean).
Nace en este momento el sacramento de la penitencia que es sacramento de Pascua, de hombre nuevo, de redención. ¡Cómo nos hemos ido apartando de esta dimensión y misión !
Todo el resto del texto está dedicado al anuncio que no es acogido porque el hombre no se fía del hombre, y a la acción de Jesús.
Ante la noticia que se le da a Tomás: "Hemos visto al Señor", él se cierra y no quiere creerles. Quiere pruebas feacientes que respalden lo que le dicen. Va a ser el mismo Señor quien rompa con esta barrera y haga que surja la confianza rendida.
Antes de terminar el texto hay una bienvanturanza: "Dichosos los que crean sin haber visto".
San Juan en este texto termina poniendo la pelota en el tejado de sus lectores relatando situación, acción y respuesta para terminar implicando al que lee diciéndoles : "Esto se ha escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su Nombre".
Creo que podemos ver una doble dimensión: primera, ser conscientes de que el anuncio va a sufrir resistencia por parte de quienes lo oigan; segunda: será Jesús quien dé el toque definitivo a nuestro quehacer de anunciadores.
Hay una tercera que está implícita en todo el texto: Juan relata su experiencia con una clara intención evangelizadora: "Para que creais.... y creyendo tengan vida en su Nombre".
Bueno, todo el texto es una llamada a nuestro interior, a la reflexión, a la no desesperanza y a saber encontrar en Jesús aquello que necesitamos. A dejar que Él participe en nuestros trabajos derramando su presencia y ablandando las resistencias que el anuncio pueda encontrar .

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