sábado, 24 de abril de 2010

CUARTO DOMINGO DE PASCUA

Poco a poco, como el que no quiere la cosa, nos vamos alejando de la noche de Pascua de Resurrección. Pero eso no quiere decir que caiga en el olvido, es decir, que sea una fiesta más de esas que pasan y que hay que esperar al próximo año para volver a celebrarla, no. La Pascua sigue latiendo y sigue presente como el primer día y el pasar de las semanas nos van acercando a la celebración del Don que deja el Resucitado a los suyos: el Espíritu Santo. Nosotros lo celebramos llamándolo Pentecostés.
Pero antes de que suceda esto hay otros recuerdos muy entrañables como el que concurre esta semana: CELEBRAMOS EL DOMINGO DEL BUEN PASTOR.
El texto del Evangelio es muy cortito y parece que no da para mucho, pero si nos paramos a leerlo con detenimiento nos damos cuenta de que no es así.
Empieza Jesús diciendo quienes son sus ovejas, las cuales Él conoce:"LAS QUE ESCUCHAN MI VOZ", dice. Y luego en una secuencia muy rápida habla de seguimiento, de vida eterna y de su disposición a que nadie se las arrebate porque esa es la voluntad del Padre.
La clave está, creo yo, en ese escuchar su voz y seguirle; seguirle habiendo escuchado su voz. Significa que esa palabra suya oída es la pauta del seguimiento, del vivir, del comportarse y, sabemos de sobra que esa su palabra, aunque dicha de muchas formas y en diversas ocasiones se centra en una sencilla y escueta frase, pero a la vez cargada de sugerencias: AMÉNSE COMO EL PADRE LES AMA, en donde toda la vida queda implicada, todo lo que hagamos, pensemos o digamos.
La tentación, el peligro, está en pensar que con conocer esa voz, habiéndola escuchado, ya está todo hecho. Y no. Esa palabra hay que estar continuamente escuchándola, haciéndola nuestra y no andar pensando, cuando es proclamada en nuestras celebraciones o cuando la leemos en nuestra intimidad, en lo bien que les pueda ir a los otros, sin dejar que a nosotros no interrogue.
Esta circunstancia es más común de lo que nos podemos imaginar. Es necesario dejar que esa palabra suya nos desnude totalmente, nos marque, nos arrebate. Solo así podremos seguirle pues sabemos que no es solo cuestión de querer sino, y en mucho, de hacer.
¡Feliz Domingo del Buen Pastor!

No hay comentarios: