REFRANES:
EL HUÉSPED Y LA PESCA… A LOS TRES DÍAS APESTA.
Hace
alusión este refrán a esas personas que consideran que, una invitación
en casa de un amigo, es poco más o menos que habérsela dejado en
usufructo.
Resulta agradable recibir en casa la visita de un buen amigo o familiar compartiendo con él unos días.
De
igual modo agradecemos la invitación que nos puedan hacer para estar
compartiendo, mesa y mantel, con amigos o familia. Pero, tengamos
presentes, que la invitación es para (unos días) no para tomar la casa
como si se tratara de un hotel todo incluido.
Más
o menos esto es lo que le ocurrió a una amiga con unos familiares que
le llegaron de Cuba. Sin obviar la situación de precariedad por la que
están pasando en la isla Caribeña, estos señores llegaron con el ánimo
de terminar aquí sus días y, como no, a costa de los primos a los que
ellos calificaron de ricos, poderosos y algo tontos.
La
invitación o visado fue tramitada por unos parientes con el fin de que
conocieran a toda la familia. El tío de mi amiga había emigrado siendo
muy joven y, muy de tarde en tarde, se recibían noticias de la familia
cubana. Por lo que poco o nada se conocía a sus descendientes.
La
llegada del matrimonio, algo mayores ya, resultó para todos una
autentica alegría. Al fin conocerían a una parte de la familia de aquel
tío del poco se sabía.
Las
invitaciones, por parte de la gran familia canaria, llovió por todos
lados; aquí un almuerzo, allá una cena y, si alguno se olvidaba de la
invitación, ya estaban ellos para recordarla.
En
una de estas visitas familiares llegaron a la casa de mi amiga y aquí
empezó, para ella y su familia, el calvario de Jesucristo.
Con
la sana intención de agasajarlos y conocerlos les invitaron a cenar a
su casa cuando apenas, “los indianos” llevaban en nuestra isla unos
veinte días. Comenzaron alabando las propiedades culinarias de la
anfitriona, una estrategia fundamental, continuaron con la belleza y
amplitud de la casa para terminar diciendo, a boca jarro, “prima nos
venimos unos días con ustedes”.
Mi
amiga se quedó a cuadros y sin saber qué contestar. Aquellos
confundieron el silencio sepulcral que se produjo de pronto por un “sí
vengan cuando quieran” y al día siguiente les aparecieron con todos sus
bártulos. Y; comieron, bebieron y pernoctaron durante tres largos meses.
Desde ese día mi amiga tiene claro que, para según que personas, unos días significan (tiempo indefinido).
Este refrán nos viene a decir que no debemos abusar de la hospitalidad de quien nos invita a pasar “unos días en su casa”.
Que
no tengan que decirnos lo que dijo Voltaire de un invitado suyo que
alargó tres meses su visita al castillo de Farney. “La diferencia entre
don Quijote y este caballero es que, mientras aquél tomaba las posadas
por castillo, éste toma el castillo como posada.
Esto que les relato es verídico. Si bien quiero dejar claro que no todas las personas, cubanos incluidos, actúan del mismo modo.
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