
He empezado diciendo que se le pone la escoba en la mano lo cual nos puede llevar a creer que era un hombre sin cultura y no fue así, pues sabía de medicina natural y había aprendido con un sacamuelas el oficio, que no solo consistía en extraer las piezas de la boca, sino también desangrar y curar diversos males usando la medicina del momento. No dejó nada escrito, no creó ninguna escuela mística pero sí un gran testimonio de sencillez y de mansedumbre. Se dice que era capaz de hacer comer juntos y en un mismo plato a un gato, un perro y un ratón. La sabiduría de Dios se manifestó en el don de Consejo y de Sanación, por lo que era buscado por ricos y pobres para que les orientara y les sanara. Nunca se arrogó nada y todo lo atribuía al Señor.
Uno de los patronazgos que ejerce es el de los barrenderos y seguro que les ayudará en sus faenas de limpieza y en el diario transcurrir por las calles a saber descubrir las necesidades de la gente y socorrerlas en la medida de sus posibilidades, con la ayuda del Señor, como hacía San Martín.
La foto corresponde a la verdadera imagen de San Martín de Porres y es pintura anónima que se encuentra en el monasterio de las monjas de Santa Rosa en Lima
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