QUIZÁ HAYA QUE CAMBIAR ALGO
Como siempre, cargado de ilusiones y esperanzas, nos llega un nuevo Adviento que nos conducirá hasta la Gruta de Belén, en donde un Niño nos recibirá con los brazos abiertos. Pero antes hay que cubrir esta etapa de cuatro semanas, hay que andar ese camino y creo que debemos preguntarnos como lo vamos ha hacer, si solos o acompañados, si caminando solo hasta la fiesta o preparándonos para ella con conciencia y dejando que el regocijo junto con la templanza nos ayuden a bien recibir esta noticia que no es ni mas ni menos, que el Niño Dios que nace en Belén, como canta uno de los villancicos.
Es el Adviento tiempo de espera, una espera esperanzada que cuida de que todo el camino interior este adecuado para que el que viene no tenga tropiezos, para que pueda llegar hasta nosotros sin dificultad.
Hemos de Caminar con los otros, junto a los otros, contando con los otros.El viene a nuestro encuentro, sí, pero nosotros también debemos salir al suyo para que, valga la redundancia, el encuentro acontezca, no solo allá en el interior de nuestro corazón, sino también en todo lo que es nuestra vida cotidiana.
Decíamos mas arriba que el Niño, en la Gruta de Belén, nos espera con los brazos abiertos y pienso que a lo mejor sería bueno que nos preguntáramos si nuestra actitud y acogida hacia El y todo lo que significa es la misma de brazos abiertos. Quizá haya que cambiar en algo.
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