sábado, 27 de febrero de 2010

Tiempos revueltos

Pues con estas andamos, sí señor, los tiempos andan revueltos.
La tormenta de este fin de semana con vientos que nos asustan y que arrastran con todo lo que se oponga a su paso nos pone el alma en vilo. Esperemos que pase pronto y todo quede en el susto y algún que otro cachibache fuera de sitio o árbol por los suelos.
Pero hay, además de esta que nos llega y se va, esa otra pertinaz, más profunda y de la que no se ve salida por ningún lado. Ésta exige más paciencia y constancia, más temple en los nervios y mirar al futuro con esperanza.
Algún día pasará: algunos dicen que saldremos de ella, estaría bueno , ¡claro que vamos a salir! Pero el tema es que -pienso yo- no sabemos ni cuándo ni de qué modo ni cómo nos va a dejar. Esa es la incógnita. Me huele que va para rato, pues parece que los que tienen que ponerse manos a la obra no terminan de encontrar el camino, pero sí la excusa fácil y ya redicha, de poner culpas a otro, cuando el que gobierna es el que tiene que tomar el toro por los cuernos y ponerse manos a la obra. No sé si es pereza o que no saben qué hacer, pero lo cierto es que no se ve salida.
Dicen que hay brotes verdes, pero me da a mi que esto es como aquello del burro al que le ponían gafas verdes para que creyera que los papeles eran hierba y los comiera.
Y es que, a falta de pan, buenas son tortas.

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