¿POR QUÉ DECIMOS?
LA LEY DEL EMBUDO.
Esta frase retrata perfectamente a las personas que padecen una de las enfermedades que más ha proliferado desde que Dios creó el mundo. ¡El egoísmo!
Somos egoísta por naturaleza y, en ocasiones, actuamos sin ser del todo consientes de nuestros actos.

Desde pequeños vamos haciendo de esta frase nuestra máxima
sobre todo cuando compartíamos con los amigos el bocadillo, el caramelo
y hasta el chicle; aquel tan rosadito y grande, con el que hacíamos
unos globos tan grandiosos, que al estallarse, nos cubría toda la cara.
Recuerdo
mis años de colegiala cuando, a la hora de la merienda, llegaba el
momento del (tú me das, yo te doy) todo lo medíamos para quedarnos con
la parte más grande y ante la protesta de la amiga nos revolvíamos como
panchonas diciendo - “mi niña para eso lo traje yo”.
Estos
actos eran cosas de niños y como tal pueden tomarse. Desgraciadamente
hoy esta ley continúa entre los adultos. Se lleva a cabo entre
compañeros de trabajo, amigos o inclusive entre la familia.
No falla nunca ver en el ámbito familiar, a la hora de leer el testamento que en su día dejo escrito ante notario
el familiar que hoy se ha ido para siempre, como el que menos se mojó a
la hora de cuidar o estar al lado del finado, pretende llevarse la
mayor parte, (la más ancha), mientras que con pretensiones de tirano intenta dejar el despojo (lo estrecho) a la persona que cuidó y veló hasta el final de sus días al ser querido.
Pero, la palma en hacer honor a esta frase se la llevan los empresarios; salvo honrosas excepciones, ya que no se puede meter a todos en el mismo saco.
Rara vez escucharemos decir al patrón, lo bien que va el negocio y el dinero que está entrando en la caja.
Sin
embargo desde el primer momento que, según su criterio, el negocio no va
todo lo boyante que él desea, llegará con el embudo en la mano y el
trabajador tendrá que cargar con la parte más delgada, mientras que la
ancha quedará de su lado.
Esto lo
hemos visto desde hace muchos años. Ahora que pasamos por una crisis tan
grande como la que nos está afectando, las cosas se han puesto aún peor
si cabe.
Ahora mismo son las patronales las que tienen, por mandato legal, no sólo el embudo también tienen la sartén por el mango.
Son los empresarios los que mejor manejan el embudo, eso sí quedándose como no, con la parte más ancha para sí.
Como todas, las frases que usamos con relativa frecuencia, tiene su origen y una razón de ser.
La que
hoy nos ocupa se refiere a una ley hipotética en la cual todo es
favorable para quien la dicta y desfavorable para quien la sufre.
Obviamente el nombre se toma de la forma del embudo. A la hora de dictar
sentencia el legislador tomaba la forma más ancha y el sentenciado la estrecha.
La expresión suele completarse de este modo-“La ley del embudo, lo ancho para mí y lo estrecho para ti”
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