" LA CASA DE MI PADRE ES..."
Con el evangelio de San Juan llegamos hoy con Jesús hasta Jerusalén y nos acercamos al templo, lugar de encuentro de todo el pueblo con Dios; lugar donde la gracia de Dios se derrama porque es el lugar de su presencia en medio de su pueblo.

Jesús defiende el templo, lugar de Dios, como casa de oración y no de comercio. Jesús reivindica el honor de Dios ante los abusos. Jesús proclama y exige la misericordia de Dios que por interés de los hombres, ha sido convertida en carga pesada y que atosiga a los mas necesitados. Jesús, en una palabra, como el profeta Elías, lucha por el Dios que le han ocultado al pueblo y que esta siendo sustituido por otro, el del dinero y el poder. Jesús defiende el nombre de Dios: "La casa de mi Padre es casa de oración y vosotros la habéis convertido en cueva de ladrones", les dice.
¡¡Dios mío!!, ¡Qué gran responsabilidad para los cristianos, para todos los que decimos seguir a Jesús!
Creo que estamos obligados a preguntarnos que estamos haciendo con nuestras comunidades, nuestras parroquias, nuestros grupos. Si son lugar y espacio de encuentro con Dios, el Dios liberador o por el contrario es el opresor. Si el nombre de Dios es reconocido desde su misericordia y su piedad. Si se posibilitan la oración y el encuentro con la Palabra que sana y cura y fortalece y anima y que es el mismo Jesús. Si se anuncia la buena noticia no solo a los pobres, sino a todo hombre , mujer, niño o anciano.
Y por último, no vale decir esto es cosas de los curas y las monjas y los catequista o religiosos, esto es cosa de todos. Cada uno desde el lugar de servicio que desempeñamos estamos llamados a ello. La casa de Dios hoy son cada una de las comunidades, parroquias o grupos cristianos y estamos llamados a ello: reivindicar y defender el lugar de Dios y el honor de su nombre. ¿Estamos entregando al Dios liberador o lo estamos ocultando ?
Feliz día del Señor.
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