ÉL SÍ QUERÍA VER A JESÚS

Jesús no se nos quedó atrás, no señor. Y cuando llegó junto a la higuera donde se había subido Zaqueo se paro, le habló y se invitó Él mismo a comer en casa de este hombre.
Lo que Jesús le dijo en la comida no lo sabemos, quizá no le dijo nada. Sí sabemos lo que dijo Zaqueo que, en síntesis, era el deseo de empezar de nuevo.
Hay hoy otros muchos Zaqueos que quieren ver a Jesús, pero a quienes, con frecuencia, se lo impedimos los que decimos estar cerca del Maestro. Sería bueno reflexionar qué estamos haciendo con esta cercanía, y preguntarnos si somos obstáculo para los que le quieren ver o si estamos facilitando ese encuentro. Es importante que pensemos que todo el mundo tiene derecho a empezar de nuevo; que todos tenemos derecho a ver a Jesús; que todos podemos cambiar. I eso es algo que no le podemos negar a nadie; primero, porque no somos quienes para ello y, segundo, porque Jesús ha venido, como Él dice al final del texto, a salvar lo que está perdido. Ahí está el meollo de la cuestión que nosotros muchas veces, aún sabiéndolo, no queremos entender.
¡Feliz Domingo!