Por María Sánchez
Esto del hipo, sin ser una enfermedad, llega a ponernos bastante nerviosos llegando a sacarnos de nuestras casillas.

Los
que peor lo pasan son los niños y, para eso, las madres tienen un
remedio que según ellas es de lo más eficaz. Toman unas motas de la
mantita del niño, la mojan en saliva y se la colocan en la frente.
Mientras la abuela dirá “es que el niño cogió frío”
Tratamos
de hacerlo desaparecer tomando siete buches de agua o nueve (porque
tiene que ser un número impar) cosa ésta que jamás he podido comprender.
Si el beber agua quita el hipo ¿Qué más da que sean nueve o diez? Pero,
no señor, tiene que ser impar.
Otro
amigo dice que hay que beber por el lado opuesto del vaso. ¡Toma ya!,
si meterse entre pecho y espalda un vaso de agua a golpes de hipo
resulta incomodo, imaginen la tortura de hacerlo por el lado contrario
del vaso.
Luego
viene lo del susto, que también tiene su puntito de fastidio. Cuando
estamos hasta el gorro del bendito hipo llega el graciosillo de turno y
te grita “chachooooo”. Y la verdad es que asustarte, te asusta pero el
hip, hip sigue dando la tabarra.
También
nos aconsejan que respiremos dentro de un cartucho, de papel, no lo
haga en uno de polietileno porque se corre el riesgo de ahogarse. Al
hacerlo en el de papel inhalamos dióxido de carbono que se usa entre
otras cosas en las bebidas gaseosas. Siendo así esto sería otro remedio
eficaz y más agradable que el agua.
Por
si todos estos remedios fueran pocos, y más que se quedaran en el
tintero, les daré el que uso en mis ataques de hipo y que siempre me da resultado.
En mi caso particular uso el limón, bien tomado directamente o poniendo
un chorrito en una cucharilla, de las de café, con azúcar. El motivo
por el que se quita el hipo es bien sencillo; al chupar el limón se
tensan ciertos músculos debido a la acidez, lo que provoca la relajación
del diafragma.
La
razón por la que se produce el hipo es simple y llanamente por una
irritación del diafragma. Este es un músculo que está situado en la
parte inferior del pecho. Es aquí donde se produce el tan molesto hipo.
El
diafragma actúa cuando respiramos. Desciende cuando inhalamos el aire,
para ayudar a llevarlo a los pulmones y sube cuando exhalamos para
expulsarlo. Puede ocurrir que el diafragma se irrite y cuando esto
sucede sube de manera brusca, haciendo que la respiración sea irregular por lo que, cuando el aire llega a la laringe, se produce el hipo.
Son
varios los motivos que hacen que aparezca el hipo a saber; comer
demasiado rápido o en exceso, tener irritación en el estómago o la
garganta, también aparece si nos sentimos nerviosos.
Por lo tanto, estimados lectores, espero que no sufran de un ataque de hipo y que alguno de estos remedios le sea eficaz.
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