Este fin de semana celebramos la fiesta del Corpus Christi, fiesta en la que de forma especial adoramos a Jesús en la Eucaristía y lo mostramos al mundo como el "gran presente" en el corazón de la iglesia: el Cuerpo de Cristo es para nosotros alimento y bandera de salvación.

Ese Cristo que en todos los sagrarios del mundo a lo largo del año recoge tantas plegarias y súplicas. Ese Cristo que cada vez que celebramos la Eucaristía, como el nos dijo, se hace presente y vulnerable en nuestras manos y se digna llegar hasta nosotros en blanco pan. Ese Cristo que sigue invitando a que le sigamos y que continuamente nos está remitiendo a los hermanos desde la comunión con El.
El texto del evangelio de esta fiesta nos lleva al Jueves Santo, que nos relata San Marcos, recordándonos la entrega de Jesús y su mandato de hacer en memoria suya el gesto de compartirse y darse, y es lo que nos toca a nosotros hoy.
Nos toca repetir ese gesto mas allá del cansancio, sabiendo que no hay Eucaristía sin entrega total, sin rompimiento generoso y desinteresado. Si no miramos con amor a nuestro alrededor no hay Eucaristía.
Nos toca pedir y compartir el pan ( todos sabemos que el pan no es solo ese que satisface el apetito, hay otro pan : el de la solidaridad, el de la escucha, el de la justicia, el de la dignidad y más y mas) que ha de ser repartido, ¿ antes pedido ?, sin mirar quien es el que tiende la mano, el amor es así.
Ardua, trabajosa y entrañable labor por lo que necesitamos recordar continuamente su gesto: La comunión con Jesús empieza en la liturgia del altar para terminar en esa otra liturgia del altar de las calles, donde la solidaridad es la que debe mandar y donde, si dejamos de hacer algo a quien sea, dejamos de hacerlo al Señor y si es así, se rompe aquel encuentro donde tendimos la mano porque queríamos tenerlo.
Se trata de hacer lo mismo que El hizo y lo que El hizo fue realizar una entrega que se inicia en Belén, en la Última Cena la plasma de forma especial para culminarla en el " todo está cumplido de la cruz".
Corpus Christi de incienso y alfombras en las calles, de lluvia de pétalos y de inclinarse cuando pasa cerca de nosotros, todo eso está muy bien y es muy hermoso, pero podemos decirlo de otra forma: Corpus Christi de respeto y de acogida del necesitado, de lluvia de comprensión y ayuda, de inclinar el oído para escuchar y consolar, para acompañar en solidaridad, si es que de verdad queremos que la comunión con El sea total y completa.
Feliz día del Señor.
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