Este segundo domingo de Adviento nos llega, con
el Evangelio de Marcos, un vocero particular que nos insta a que le preparemos el camino al Señor y todos nosotros eso de "preparar el camino", sabemos, pero que muy bien, lo que significa.
Sucede que el miedo, la pereza y no se cuantas otras cosas mas son los pedruscos del camino y los hoyos que en el existen y que impiden que el Señor pueda llegar a nosotros, a veces también el desamor, el estar apegados a lo nuestro, la falta de sencillez y un montón de cosas por el estilo.

La conversión es algo que se nos da. Es un don, una gracia que recibimos después de reconocer que la necesitamos y de que con nuestras fuerzas solamente no la podemos alcanzar.
Es la obra que Dios realiza en cada uno de nosotros, con nuestro consentimiento, pero es obra suya. Abramos por tanto nuestros oídos y nuestro corazón y pongámonos en sus manos con sencillez y confianza que El nos irá dando todo lo que necesitemos y, sobre todo, la certeza de su salvación. Pero hemos de poner nuestra voluntad, nuestro albedrío, en sus manos.
Es ahí donde encuentra sentido lo de " Hágase en mi según tu palabra".
Feliz día del Señor.
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