POR MARÍA SÁNCHEZ.
Se ha
dicho siempre que ningún niño, debe quedarse sin juguete en la
noche mágica del día cinco de Enero. Pero, desgraciadamente, en los
últimos años los regalos de esta noche son cada vez más escasos.
La ilusión de los niños y la niñez en sí misma no conoce de
crisis, de especulaciones, de paro.

Lógicamente
en su mundo de fantasía no ha entrado, aún, que hay que tener
trabajo para obtener dinero. Desconocen que hay un lugar llamado INEM
donde cada día acude gran cantidad de gente en busca de ese trabajo
que no llega nunca.
No saben,
¡pobres!, que ahora sus papás forman parte también, de esa cola
enorme que se forma a las puertas del “paro”.
Ellos
ignoran que hay unos “señores” que con nuestro dinero hacen y
deshacen, más de lo segundo, a su antojo. Que estos “señores”
no son como Robin Hood que robaba a los ricos para dar a los pobres.
Ellos han hecho todo lo contrario. Dan a los ricos para que sean más
ricos y que los pobres seamos más pobres.
La
inocencia de un niño no alcanza a comprender porqué razón a su
papá lo han puesto de patitas en la calle a causa de un ERE.
(Expediente de Regulación de Empleo) sin tener en cuenta que ya eran
30 años los que había trabajado para un jefe que se acostumbró a
ganar cuarenta millones de € cada año.
Cuando el
cacique notó que a ese montante de dinero se le restaban, sólo mil
de esos muchos millones decidió, sin encomendarse nada más que a su
propia avaricia, despedir a un grupo de trabajadores de los que,
hasta ese momento, había logrado el sudor y las lágrimas.
Pero el
jefe tenía el apoyo de muchos señores; bien vestidos, con ropas
caras, con coches de lujo que se reúnen para hablar y hablar sin
llegar nunca a un acuerdo que solucione los problemas del pobre
trabajador.
Estos
señores saben que en su mesa no faltará la comida, la mejor,
tampoco les faltan las vacaciones, que en muchas ocasiones, las
disfrutan en lugares que pertenecen a todos lo Españoles. Por
supuesto sus hijos continúan acudiendo a los mejores colegios,
mientras que el del obrero asiste a los públicos, donde cada vez
hacinan a más niños para ahorrar en profesores.
Los niños
no comprenden que los Reyes Magos tienen que pagar esos juguetes que
tanta ilusión y felicidad ponen en sus caritas en la mañana
de Reyes.
Desconocen
que en los grandes almacenes hay que sacar el dinero “contante y
sonante” o a través de una tarjetita de plástico, para poder
llevar a su casa ese juguete que hará feliz a su hijo.
Como digo
al comienzo de este artículo, ningún niño debe quedar sin juguete.
Pero, desgraciadamente, tenemos que ser realistas, no podemos ni
debemos meter la cabeza debajo del ala para no ver lo que está
ocurriendo a nuestro alrededor.
No podemos
ignorar que a los comedores sociales acuden cada día más personas
en busca de un plato de comida caliente.
Pero aún
así, me cabe la esperanza de que todos los niños del mundo, tengan
un juguete en sus manitas en un día donde la inocencia, la ilusión
y ellos mismos son los auténticos protagonistas.
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