Creo recordar que decíamos la semana pasada que el capítulo cinco de san Mateo no tiene desperdicio. Es muy importante porque en el desvela Jesús en que consiste eso del Reino de Dios. En este domingo seguimos leyendo la continuación de las Bienaventuranzas y Jesús nos habla de las actitudes con las que hemos de vivirlas: siendo como la sal, siendo como la luz.

Evidente es que hoy nosotros no manejamos los elementos de la sal y la luz como lo hacían en su época; pero siguen estando en nuestra vida cotidiana. La pedagogía que El utilizo sigue siendo válida y nos puede ayudar a entender como debemos ser con respecto al Reino de Dios. La sal y la luz siguen formando parte necesaria en nuestra vida y nos pueden llevar a captar el sentido de lo que el Buen Maestro quiso decir y quiere seguir deciendonos a nosotros con ello.
El texto termina con Jesús remitiéndonos a las buenas obras, que no son otras que las que acababa de enumerar: Las Bienaventuranzas. Es desde ahí desde los hombres podrán encontrarse con Dios y reconocerle y eso es la gloria de Dios.
De forma sencilla ha puesto en nuestras pequeñas manos y corazón algo muy grande.
Feliz Día del Señor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario