Nos encontramos este domingo conque Jesús sigue en Cafarnaúm y al salir de la sinagoga se va a casa de Pedro donde cura a la suegra de este y a muchos más.

Como el que no quiere la cosa Marcos nos deja este detalle de la vida del Maestro, no solo curaba y le podía a los demonios y al mal y predicaba, también oraba, Jesús oraba y con mucha frecuencia en la intimidad del silencio y la interioridad.
Esto me lleva a pensar cómo nosotros, con mucha frecuencia, son pocas las horas que dedicamos a ello, a la oración, a estar con el Padre, a la contemplación. Cómo los afanaes por hacer cosas nos resta ese tiempo necesario, y desde el que nuestra labor de evangelización debe alimentarse, tomar cuerpo y robustez.
Es otra lección del Maestro que no debemos olvidar, aunque lo sabemos de sobra, pero... esa es la cuestión, el pero, que nos lleva a encontrar la excusa perfecta para no dejarlo todo y dedicarnos a ello. Si lo hicieramos, seguro, seguro, que otro gallo nos cantaría, tanto en nuestra vida privada como de pastores. Hay que ponerse manos a la obra.
Feliz Día del Señor
No hay comentarios:
Publicar un comentario